martes, 27 de octubre de 2009

Todosantos en Santiago de Amancay

La fiesta de todos los Santos es el portal de las fiestas de Santiago de Amancay, hoy Ciudad de Abancay. Los niños esperan con ilusión estas fiestas que significa un adelanto del aguinaldo de Navidad.


En estos días que heredamos, los padrinos tienen por costumbre regalar una muñeca de pan a sus ahijadas y un caballo de pan a sus ahijados.


Pero, ¿Cuál es la significatividad de este adelanto de Navidad?


Las explicaciones se han ido perdiendo en los pliegues de la historia y en nuestros días tal parece que casi nadie recuerda de dónde nos viene esta costumbre y qué significa.


"Todos los Santos" o "Todosantos", en la creencia popular es la fiesta de los vivos, algo así como la fiesta de quienes están de turno en el Kaypacha o el mundo de hoy, un pretexto para que los parroquianos coman y beban y salgan de la rutina.


En el calendario de festividades, sin embargo, es el dìa de los santos que no tienen nombre en el santoral católico y éstos son los niños que no tienen mácula, porque la festividad de los muertos es el 2, "día de las almas benditas del purgatorio" como bien decía el Almanaque Bristol o el día en que los vivos se reencuentran en las oraciones y en las visitas a los cementerios con sus seres más queridos.


En una arrinconada página de nuestros abuelos conquitadores, encontré la versión que el regalo de pan representa la estampa en vivo de la huida de la familia del Niño Dios hacia Egipto. La muñeca de pan o "Tantawawa", es el niño Jesús y el caballo, en realidad no es caballo, sino un asno de pan o "Tantauywa". las niñas representan a la Virgen María y los niños a San José. Se completa así el cuadro del Día de los Inocentes que parece representar el "Día de Todos los Santos", es decir el día de los santos sin nombre propio en el santoral.


Nuestros abuelos indios aprendieron rápidamente la costumbre española y la hicieron suya, porque sabido es que los niños andinos eran objeto de sacrificio en la boca de las chinkanas o cuevas profundas enclavadas en los aukis, cerros menores, que en la mitología andina es la conwexión del Kaypacha con el Oqoypacha, en cristino, el mundo en que vivimos con el mundo de dónde venimos y hacia dónde llegarán nuestros restos después de muertos. Según la creencia popular, mandar de regreso a los niños al Oqoypacha (el mundo de adentro) es desprenderse de quien uno más quiere para recibir los dones de la tierra: lluvia, frutos, pastos, es decir: prosperidad.


En el Abancay de nuestros recuerdos heredados, la fiesta de todos los santos se celebra para asegurar que las almas de esos niños, objeto de sacrificio, están efectivamente en el mundo de la luz o el Hanaqpacha (la tierra del más allá). Coincidentemente "Todosantos" es la antesala de lo que será el día 3 de Noviembre: la elevación de la antigua Villa de Santiago de los Reyes de Amankay a Ciudad de Abancay, una fiesta mestiza, muy citadina pero de gran arraigo abanquinista.


Las tantawawa y los tantauywa, por llamar así a las guaguas y acémilas de pan, se preparan con masa de pandepasa o pan dulce decorado con grageas y chocolatillos y máscaras de yeso artísticamente confeccionadas en el tamaño proporcional a la guagua. En Abancay se inventó la particular forma de despanzurrar las muñecas de plástico para usar el rostro como molde y fraguar las máscaras que después los niños en fila coloreaban a pincel sopándolo en tintura de añilina.


Cada año Margarita Soto Salas, mi comadre de tantawawa, se da el trabajo de amasar la harina, cernirla y hacer muñecas y caballos de pan para sus sobrinos que no son pocos, pero también para sus amigos que son sus compadres, que tampoco somos pocos. Una costumbre que recibió en herencia de su madre: la mamá Estelita, amiga de los chocolates, caramelos, confetis, roscas azucaradas y pandepasas, que nunca faltaban en los bolsillos de su guardapolvo para repartirlos entre la chiquillada de aquel tiempo feliz de nuestra niñez.


Así es como se trasmite esta costumbre de padres a hijos y de hijos a nietos.


Para la Iglesia Católica, los vivos estamos en la Iglesia peregrina. Los muertos están en el purgatorio, antesala del cielo, llamada también Iglesia purgante, porque los difuntos necesitan purificarse antes de alcanzar la gloria. Los que vivimos en la glesia peregrina, debemos orar por ellos para ayudarlos en su tarea de alistarse para que alcancen la salvación.


Hay pues, evidentemente, en el mundo andino una conectividad entre los sacrificios cruentos de niños en los umbrales de las cuevas en pro de la fertilidad de la pachamama (madre tierra) y la matanza de niños inocentes por orden de Herodes el Grande, rey de Judea, persiguiendo al Mesías recién nacido. La reproducción de la huída a Egipto en los tantawawa y en los tantauywa es la catarsis por el remodimiento de la ancestral y fatal herencia de nuestros padres andinos.


hugoviladegut@gmail.com

2 comentarios:

  1. Espero que la costumbre de las wawatantas continúen, como no olvida aquel sabor que no se encuentra en ningún otro tipo de pan.
    Mis abuelitas hacían también los maicillos y los suspiros, además de las wawas, por estas fechas.
    Gracias por recordarnos algo de nuestra historia.

    ResponderEliminar
  2. Soy natural de Abancay y nunca me he cuestionado esta tradición que celebramos con mucho entusiasmo, gracias por la información.

    ResponderEliminar